lunes, 23 de febrero de 2015

Queso Idiazabal, Lagavulin 16 y habano Hector Luis Prieto: Un maridaje Epicure

Cada vez somos más los aficionados a la gastronomía que no paramos de pensar en formas de combinar los quesos y de buscar excusas para meter una buena tabla de quesos en comidas, cenas o eventos ligados a manteles. A mi buen amigo Santi Quer compañero en esta afición se suma otro gran fan del mundo del fromage, Suso Méndez. Hace unas semanas, durante una comida (Y no podía ser de otra manera) Suso y yo pusimos en común nuestra afición -una más de las muchas en las que coincidimos- y me habló de un queso Idiazabal ahumado que si tuviera cuello no le cabrían todas las medallas que ha ganado (Campeonato de Euskadi 1994, 2007, 2008, Zegama 2001, Azpeitia 2008, Bergara 2009, oro en las olimpiadas de queso de Verona 2010 y en los World Cheese Awards de 2009 entre otros). Se trata de queso Idiazabal Aizpea y por cortesía de Suso he podido catarlo y escribir este post.

Los quesos en España constituyen un valioso patrimonio cultural y gastronómico que hay que poner en valor y en el sitio que merece. Los griegos siempre consideraron el queso como un regalo de los Dioses. El propio Homero en su Odisea habla de los quesos hechos en cuevas a partir de leche de cabra y oveja (Actual queso feta). Incluso el mismísimo Aristóteles habla del arte del cuajo en su obra Historia de los animales (Libro III) haciendo referencias al prestigioso queso de Frigia. Mucho antes de que ellos lo pusieran por escrito, en la hispania tartésica ya se conocía el arte del cuajo de la leche que también trabajaron los íberos y celtas llegando a la perfección de algunas técnicas en época romana como la del ahumado y... ¡Aquí quería llegar yo, el ahumado!

Sin duda alguna el queso ahumado Aizpea llama a gritos al final de una comida para maridar con un whisky elaborado con turba ahumada como Lagavulin 16. Un queso ahumado con más de veinte galardones no se merece menos que un whisky de poderosos toques ahumados con cuatro medallas de oro obtenidas entre 2005 y 2008 en el San Francisco world spirit competition.  Si al final, al poderoso sabor del queso y la fragancia ahumada del Lagavulin le añades unas bocanadas de un habano de Hector Luis Prieto Díaz (Hombre habano 2010) característico por su suavidad y sus notas finales a cacao, el resultado no es otro que una gran experiencia Epicure.

El Idiazabal Aizpea es un queso elaborado a base de leche cruda de oveja latxa (Ovejas autóctonas del País Vasco), cuajo de corderos que se alimentan solo de la leche de sus madres y una maduración mínima de dos meses. El toque ahumado se consigue con leña de haya que le confiere este sabor tan intenso y el aroma tan característica. El queso idiazabal es un queso graso, pero la particularidad de este ahumado es que le resta un poco del habitual sabor mantecoso para añadir ese toque de humo y hierbas al final de la degustación que reviven después del primer sorbo de Lagavulin. Lo mejor de la experiencia es que en el segundo trozo que pruebas después de haber probado el whisky, afloran leves notas picantes antes del toque ahumado que en el primer trozo eran inexistentes; un elenco de sabores y una combinación de elementos simplemente geniales. Sin duda alguna, si Julio César hubiese probado este queso idiazabal no hubiese perdido el tiempo ordenando elaborar quesos para sus legiones en la región de Suiza. Ego dixit, o lo que es lo mismo, He dicho. ¡Feliz semana a todos!


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